domingo, julio 20, 2008

Velos oscuros para traspasar, mantos misteriosos que nos llaman a otro lugar del cual provenimos. Muerte, cambio, volver a nacer y el temor infinito de no poder regresar. Todo muere, todo acaba y así mismo todo vuelve a nacer de nuevo, en la espiral de la vida en los ciclos de nuestra propia existencia. Dulce muerte, fiel compañera, trascendencia en el tiempo, aquel que no existe, aquel de los sueños. Fin de la vida, principio de la existencia, todo y nada en el mismo espacio. Morimos cada segundo para vivir de nuevo, cambiar duele cuando no se ha entendido, pero ahora, después de haber conocido el alma de mi propio ser, entiendo que ya he muerto porque volví a nacer para morir mañana.

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