Quisiera cerrar los ojos
como cuando niña...
su mirada ahora es de piedra
esculpida en la agonía;
que sus lágrimas no son de agua
sino de ausencia;
que sus manos traslúcidas,
ya no acarician,
perdieron su memoria de tactos;
y ahora están para siempre
anudadas
en un ruego perpetuo
por un dolor que no comprenden.
Lo sabes,
a qué esperar,
tómale el alma de su peso lacerante.
un surco estéril sus labios
en la tierra polvorienta de su rostro.
Cierro los ojos
como cuando era niña
y la veo marchar
en un cuerpo distinto
de semilla alada,
buscando nueva luz,
nuevo rocio,
nuevos campos
donde germinar.
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