
Quiénes son las reinas de la noche? ¡Nosotras! ¡¡Vivan los guachotes! ... ¡Viva! ... ando como colegiala. Confabulando, pelando, hablando por Messenger la mayor parte del tiempo, trabajando sólo si de verdad es indispensable, y lo hago de mala gana, con la rebeldía propia de mi nuevo estado mental. He perdido mi personalidad. Soy una aspirante a pelolais y estoy feliz con este arranque de juventud tardía.Las crisis, igual que los malos sentimientos, son inmejorables para acercar a las mujeres. Pelar, sufrir por amor y envidiarle la ropa y la facha a otra son como cemento para unir mujeres. Y ahora, en que todas caminamos en la cuerda floja laboral, es fantástico chatear haciendo listas negras sobre quiénes deberían irse si llegan jefes nuevos. Poder enterarse de que esa niña guapa que nadie sabe qué pega específica tiene, efectivamente está en ese escritorio porque tiene un affaire con un jefe, como estaba tan ocupada en ignorarlos a todos, no sabía nada.Estoy adicta a mi nuevo arrogancia laboral –la única seguridad que tengo en la vida– sé que mi puesto no corre ningún tipo de peligro. Pero como es rico ser parte de la masa, me sobreactúo, para recibir palabras de aliento y sentir que pertenezco más a esta nueva alianza femenina.
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